Metabolismo del azúcar
El azúcar es un carbohidrato que se encuentra de manera abundante en nuestra dieta actual. La forma más conocida de azúcar (azúcar de mesa) es la Sacarosa, un disacárido formado por Glucosa y Fructosa.
En la naturaleza, la Glucosa y la Fructosa se encuentran sobre todo en frutas, mientras que la Sacarosa se halla en caña de azúcar y en la miel. La Sacarosa es particularmente abundante en los alimentos procesados por el hombre, con "azúcar añadida", como los dulces, postres, bebidas azucaradas e incluso en algunos alimentos "salados".
El consumo de azúcar añadida a los alimentos se intensificó después de la segunda guerra mundial y no parece detenerse. La Organización Mundial de la Salud propone como consumo máximo de azúcar el 10 % de los requerimientos calóricos diarios. Idealmente deberíamos consumir menos del 5 %. En una dieta de adulto basada en 2000 calorías, el límite (10 %) serían unos 50 gramos de azúcar al día (4 calorías por gramo de azúcar) y si tomamos como límite 5 % deberíamos consumir menos de 25 gramos de azúcar al día. Un desayuno "típico" con leche chocolatada, cereal, café y pan de dulce puede contener incluso más de 50 gramos. Esto significa que en el desayuno habríamos tomado la cantidad máxima de azúcar recomendada por día. Sin embargo, en la comida y la cena consumimos alimentos ricos en azúcar, por lo que superamos claramente los niveles recomendados. Los alimentos procesados con un alto contenido de azúcar incluyen los dulces, pastelillos, galletas, cereales y por supuesto las bebidas azucaradas gasificadas (refrescos o sodas).
Al menos tres efectos notables han sido atribuidos al consumo excesivo de azúcar: la "dependencia" en su consumo, la caries dental y la obesidad.
El gusto por el consumo elevado de azúcar (especialmente cuando se mezcla con grasas y sal) se debe a que produce la liberación del neurotransmisor denominado Dopamina, involucrado en el mecanismo de "búsqueda de recompensa" del cerebro. Cualquier actividad que resulte placentera para el organismo activará la vía de recompensa del cerebro, de tal forma que se buscará repetir esa experiencia una y otra vez. Debido a que el consumo de alimentos azucarados no está reglamentado y son de fácil acceso, la búsqueda de recompensa por azúcar se refuerza rápidamente en el cerebro, ocasionando un sobre consumo y generando dependencia.
La caries dental ocasionada por el consumo de azúcar se debe al metabolismo anaerobio de la glucosa por parte de las bacterias que están formando la placa dentobacteriana. Este metabolismo anaerobio genera como producto de desecho al Ácido Láctico que puede desmineralizar el esmalte de los dientes, generando cavidades que serán ocupadas por más bacterias que a su vez generarán más ácido, provocando un efecto en cascada.
La obesidad ocasionada por el consumo elevado de azúcar se debe a que el exceso de ATP y NADH producidos durante la oxidación de la Glucosa por medio de la Glucólisis, el Ciclo de Krebs y la Cadena de Transporte de Electrones favorecen la Biosíntesis de Ácidos Grasos por parte de los adipocitos (células del cuerpo que almacenan grasas). La síntesis de ácidos grasos requiere de la coenzima NADPH, obtenida en la fase oxidativa de la Ruta de las Pentosas, activada por el exceso de Glucosa.
El alto consumo de azúcar por sí mismo no es el problema, ya que genera grandes cantidades de energía en forma de ATP. El problema en nuestra sociedad moderna es la falta de actividad física que utilice ese ATP. Si esa energía no es utilizada entonces se enviará a las reservas del cuerpo en forma de Triacil-glicéridos (grasas del cuerpo), generando obesidad.
A este problema se puede sumar el consumo elevado de grasas (que aportan 9 calorias por gramo) y de alcohol (que aporta 7 calorias por gramo) en la sociedad moderna. Estas dos moléculas aumentan la producción de Acetil-Coenzima A (Acetil-CoA), el bloque de construcción para la síntesis de ácidos grasos en el organismo, generando a escala mundial una pandemia de obesidad en aumento.
BIBLIOGRAFIA
Rada, P., Avena, N. M., Hoebel, B. G. (2005). Daily bingeing on sugar repeatedly releases dopamine in the accumbens shell. Neuroscience, 134(3):737-744.
Volkow, N. D., Wang, G. J., & Baler, R. D. (2011). Reward, dopamine and the control of food intake: implications for obesity. Trends in cognitive sciences, 15(1), 37-46.
Eikelboom, R., & Hewitt, R. (2016). Intermittent access to a sucrose solution for rats causes long-term increases in consumption. Physiology & behavior, 165, 77-85.
Ahmed, S. H., Guillem, K., & Vandaele, Y. (2013). CURRENT OPINION Sugar addiction: pushing the drug-sugar analogy to the limit. Curr Opin Clin Nutr Metab Care, 16, 434-439.
El consumo de azúcar añadida a los alimentos se intensificó después de la segunda guerra mundial y no parece detenerse. La Organización Mundial de la Salud propone como consumo máximo de azúcar el 10 % de los requerimientos calóricos diarios. Idealmente deberíamos consumir menos del 5 %. En una dieta de adulto basada en 2000 calorías, el límite (10 %) serían unos 50 gramos de azúcar al día (4 calorías por gramo de azúcar) y si tomamos como límite 5 % deberíamos consumir menos de 25 gramos de azúcar al día. Un desayuno "típico" con leche chocolatada, cereal, café y pan de dulce puede contener incluso más de 50 gramos. Esto significa que en el desayuno habríamos tomado la cantidad máxima de azúcar recomendada por día. Sin embargo, en la comida y la cena consumimos alimentos ricos en azúcar, por lo que superamos claramente los niveles recomendados. Los alimentos procesados con un alto contenido de azúcar incluyen los dulces, pastelillos, galletas, cereales y por supuesto las bebidas azucaradas gasificadas (refrescos o sodas).
Al menos tres efectos notables han sido atribuidos al consumo excesivo de azúcar: la "dependencia" en su consumo, la caries dental y la obesidad.
El gusto por el consumo elevado de azúcar (especialmente cuando se mezcla con grasas y sal) se debe a que produce la liberación del neurotransmisor denominado Dopamina, involucrado en el mecanismo de "búsqueda de recompensa" del cerebro. Cualquier actividad que resulte placentera para el organismo activará la vía de recompensa del cerebro, de tal forma que se buscará repetir esa experiencia una y otra vez. Debido a que el consumo de alimentos azucarados no está reglamentado y son de fácil acceso, la búsqueda de recompensa por azúcar se refuerza rápidamente en el cerebro, ocasionando un sobre consumo y generando dependencia.
La caries dental ocasionada por el consumo de azúcar se debe al metabolismo anaerobio de la glucosa por parte de las bacterias que están formando la placa dentobacteriana. Este metabolismo anaerobio genera como producto de desecho al Ácido Láctico que puede desmineralizar el esmalte de los dientes, generando cavidades que serán ocupadas por más bacterias que a su vez generarán más ácido, provocando un efecto en cascada.
La obesidad ocasionada por el consumo elevado de azúcar se debe a que el exceso de ATP y NADH producidos durante la oxidación de la Glucosa por medio de la Glucólisis, el Ciclo de Krebs y la Cadena de Transporte de Electrones favorecen la Biosíntesis de Ácidos Grasos por parte de los adipocitos (células del cuerpo que almacenan grasas). La síntesis de ácidos grasos requiere de la coenzima NADPH, obtenida en la fase oxidativa de la Ruta de las Pentosas, activada por el exceso de Glucosa.
El alto consumo de azúcar por sí mismo no es el problema, ya que genera grandes cantidades de energía en forma de ATP. El problema en nuestra sociedad moderna es la falta de actividad física que utilice ese ATP. Si esa energía no es utilizada entonces se enviará a las reservas del cuerpo en forma de Triacil-glicéridos (grasas del cuerpo), generando obesidad.
A este problema se puede sumar el consumo elevado de grasas (que aportan 9 calorias por gramo) y de alcohol (que aporta 7 calorias por gramo) en la sociedad moderna. Estas dos moléculas aumentan la producción de Acetil-Coenzima A (Acetil-CoA), el bloque de construcción para la síntesis de ácidos grasos en el organismo, generando a escala mundial una pandemia de obesidad en aumento.
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BIBLIOGRAFIA
Rada, P., Avena, N. M., Hoebel, B. G. (2005). Daily bingeing on sugar repeatedly releases dopamine in the accumbens shell. Neuroscience, 134(3):737-744.
Volkow, N. D., Wang, G. J., & Baler, R. D. (2011). Reward, dopamine and the control of food intake: implications for obesity. Trends in cognitive sciences, 15(1), 37-46.
Eikelboom, R., & Hewitt, R. (2016). Intermittent access to a sucrose solution for rats causes long-term increases in consumption. Physiology & behavior, 165, 77-85.
Ahmed, S. H., Guillem, K., & Vandaele, Y. (2013). CURRENT OPINION Sugar addiction: pushing the drug-sugar analogy to the limit. Curr Opin Clin Nutr Metab Care, 16, 434-439.
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