Plásticos, plásticos y más plásticos
Desde su invención a principios del siglo XX, los plásticos rápidamente se utilizaron en un sin número de objetos, desde utensilios para la vida diaria hasta componentes industriales. La facilidad para ser moldeado y la variedad de características que puede tener en cuanto a durabilidad, flexibilidad y la posibilidad de colorearlo fácilmente han hecho del plástico el material favorito para la elaboración de productos.
Todos nos hemos beneficiado del plástico de muchas maneras, desde poder tomar agua fresca mientas caminamos por la calle o guardar alimentos en el refrigerador, hasta tener la comodidad de usar cientos de artículos domésticos, laborales, médicos e industriales que incluyen miles y miles de piezas plásticas que muchas veces ni siquiera vemos. Los plásticos sin duda han beneficiado a la sociedad moderna en muchos aspectos: nos han hecho la vida más cómoda, han permitido el progreso y han salvado muchas vidas.
Sin embargo, la utilización masiva de este recurso no biodegradable ha hecho que su acumulación, desde hace varias décadas, ya comience a ser un problema realmente serio: ahora hay plástico por todos lados (literalmente...). Hay desechos plásticos en las calles, parques, ríos, lagos, mares, bosques, montañas. Se han descubierto botellas de plástico de los años 70's en los fondos marinos a varios kilómetros de profundidad e incluso en regiones polares.
A nivel mundial se producen varios cientos de millones de toneladas de plástico por año (sólo en 2015 se produjeron 322 millones de toneladas) y una media de 8 millones de toneladas anuales van a dar al mar como consecuencia de un mal manejo de los desechos, generando un acumulado de 150 millones de toneladas de plástico flotando en los océanos, y no sabemos cuánto se ha ido a las profundidades oceánicas.
Los residuos plásticos no solo arruinan la vista del paisaje, muchos de ellos contienen restos de alimentos que generan malos olores al ser descompuestos por microorganismos y son potenciales focos de infección. Las bolsas de plástico de los supermercados, de envolturas de productos, los globos que lanzamos para pedirle juguetes a los Reyes Magos, el plástico auto-adherente para envolver alimentos (entre otros) son responsables de la muerte de tortugas marinas que los confunden con medusas y terminan ahogándose porque no los pueden tragar. Otros plásticos como las tapas de botellas son tragados por aves que mueren por obstrucción intestinal al no poder digerirlos. Se sabe que unas 800 especies de moluscos, crustáceos y peces comen plástico constantemente. Se han encontrado ballenas muertas con el estómago lleno de kilos de plástico (ve aquí un ejemplo).
El grave problema con los plásticos es que no se degradan, pero empeora por el hecho de que la radiación UV (del sol) los fractura y se quiebran en pedazos cada vez más pequeños, algunos tan pequeños como unas pocas micras y no son visibles al ojo humano. Estas partículas diminutas sirven de soporte para el crecimiento de microorganismos acuáticos y son confundidas con alimento por los pequeños peces y artrópodos, que a su vez son devorados por organismos más grandes a lo largo de la cadena alimenticia, terminando en nuestros propios platillos. Así es, ya podemos llegar a nuestro restaurante de mariscos favorito y pedir "Una orden de policloruro de vinilo (PCV) para comer aquí y dos de tereftalato de polietileno (PET) para llevar, por favor !".
Aún no sabemos las consecuencias que pueda tener en nuestra salud el plástico que estamos comiendo, pero en moluscos disminuye su capacidad reproductora y tiene efectos nocivos para su desarrollo. En organismos más complejos como los peces, los plásticos se acumulan en sus tejidos pero aún no queda claro que efectos pueda tener a largo plazo. Se han encontrado microplásticos en el hígado de animales, esto significa que algunas de estas partículas han podido entrar al torrente sanguíneo.
Inclusive una dieta sin mariscos contiene microplásticos. La comida almacenada en plástico e incluso el agua embotellada liberan microparticulas plásticas. Además de esto, hay partículas de micropásticos en el aire que respiramos. En un estudio hecho por la Universidad de Viena, se encontró una media de 20 partículas de microplásticos por cada 10 gramos de heces en 8 voluntarios.
La pesadilla no termina aquí. Los plásticos liberan sustancias químicas que alteran la fisiología de los seres vivos. El caso más conocido es el del Bis-Phenol A (BPA), presente en recipientes plásticos de cocina, recubrimiento interno de latas de alimentos, papel térmico, juguetes para niños, biberones, equipo médico, materiales dentales. El BPA se une a receptores de estrógenos alterando las vías de señalización de estas hormonas causando infertilidad, pubertad precoz en niñas, desordenes metabólicos, obesidad, cáncer de próstata y pecho. Sumado a esto, la quema de plásticos libera químicos conocidos como Dioxinas que son muy contaminantes y de difícil degradación.
Si continuamos con esta tendencia, en pocos años tendremos un "apocalipsis zombie" irreversible. Si bien hay formas de reusar y reciclar el plástico y muchas iniciativas de limpieza, esto no es suficiente: tenemos que Reducir el uso (y por consiguiente, la fabricación) al máximo posible. Somos más de 7500 millones de usuarios de plástico en el planeta, si cada uno de nosotros reducimos su consumo y colaboramos con un mejor manejo de residuos es seguro que haremos una diferencia.
Comparte esta página con tus familiares y amigos para que extendamos la conciencia colectiva hacia un manejo más responsable de los plásticos.
BIBLIOGRAFIA
Catarino, A. I., Macchia, V., Sanderson, W. G., Thompson, R. C., & Henry, T. B. (2018). Low levels of microplastics (MP) in wild mussels indicate that MP ingestion by humans is minimal compared to exposure via household fibres fallout during a meal. Environmental pollution, 237, 675-684.
Koniecza, A., Rutkowska, A., Rachon, D., (2015). Healt risk of exposure to Bisphenol A (BPA). Rocz Panstw Zakl Hig, 66(1):5-11.
Kosuth, M., Mason, S. A., & Wattenberg, E. V. (2018). Anthropogenic contamination of tap water, beer, and sea salt. PloS one, 13(4), e0194970.
Liebezeit, G., & Liebezeit, E. (2014). Synthetic particles as contaminants in German beers. Food Additives & Contaminants: Part A, 31(9), 1574-1578.
Schwabl, P. et al (2018). Assessment of microplastic concentration in human stool - Preliminary results of a prospective study. Presented at the UEG week 2018 Vienna, October 24.
MATERIAL ADICIONAL
Video de QuantumFracture "El Plástico que te estás Bebiendo".
Video de En Pocas Palabras – Kurzgesagt "Contaminación por plástico: o cómo estamos convirtiendo el mundo en plástico".
Todos nos hemos beneficiado del plástico de muchas maneras, desde poder tomar agua fresca mientas caminamos por la calle o guardar alimentos en el refrigerador, hasta tener la comodidad de usar cientos de artículos domésticos, laborales, médicos e industriales que incluyen miles y miles de piezas plásticas que muchas veces ni siquiera vemos. Los plásticos sin duda han beneficiado a la sociedad moderna en muchos aspectos: nos han hecho la vida más cómoda, han permitido el progreso y han salvado muchas vidas.
Sin embargo, la utilización masiva de este recurso no biodegradable ha hecho que su acumulación, desde hace varias décadas, ya comience a ser un problema realmente serio: ahora hay plástico por todos lados (literalmente...). Hay desechos plásticos en las calles, parques, ríos, lagos, mares, bosques, montañas. Se han descubierto botellas de plástico de los años 70's en los fondos marinos a varios kilómetros de profundidad e incluso en regiones polares.
A nivel mundial se producen varios cientos de millones de toneladas de plástico por año (sólo en 2015 se produjeron 322 millones de toneladas) y una media de 8 millones de toneladas anuales van a dar al mar como consecuencia de un mal manejo de los desechos, generando un acumulado de 150 millones de toneladas de plástico flotando en los océanos, y no sabemos cuánto se ha ido a las profundidades oceánicas.
Los residuos plásticos no solo arruinan la vista del paisaje, muchos de ellos contienen restos de alimentos que generan malos olores al ser descompuestos por microorganismos y son potenciales focos de infección. Las bolsas de plástico de los supermercados, de envolturas de productos, los globos que lanzamos para pedirle juguetes a los Reyes Magos, el plástico auto-adherente para envolver alimentos (entre otros) son responsables de la muerte de tortugas marinas que los confunden con medusas y terminan ahogándose porque no los pueden tragar. Otros plásticos como las tapas de botellas son tragados por aves que mueren por obstrucción intestinal al no poder digerirlos. Se sabe que unas 800 especies de moluscos, crustáceos y peces comen plástico constantemente. Se han encontrado ballenas muertas con el estómago lleno de kilos de plástico (ve aquí un ejemplo).
El grave problema con los plásticos es que no se degradan, pero empeora por el hecho de que la radiación UV (del sol) los fractura y se quiebran en pedazos cada vez más pequeños, algunos tan pequeños como unas pocas micras y no son visibles al ojo humano. Estas partículas diminutas sirven de soporte para el crecimiento de microorganismos acuáticos y son confundidas con alimento por los pequeños peces y artrópodos, que a su vez son devorados por organismos más grandes a lo largo de la cadena alimenticia, terminando en nuestros propios platillos. Así es, ya podemos llegar a nuestro restaurante de mariscos favorito y pedir "Una orden de policloruro de vinilo (PCV) para comer aquí y dos de tereftalato de polietileno (PET) para llevar, por favor !".
Aún no sabemos las consecuencias que pueda tener en nuestra salud el plástico que estamos comiendo, pero en moluscos disminuye su capacidad reproductora y tiene efectos nocivos para su desarrollo. En organismos más complejos como los peces, los plásticos se acumulan en sus tejidos pero aún no queda claro que efectos pueda tener a largo plazo. Se han encontrado microplásticos en el hígado de animales, esto significa que algunas de estas partículas han podido entrar al torrente sanguíneo.
Inclusive una dieta sin mariscos contiene microplásticos. La comida almacenada en plástico e incluso el agua embotellada liberan microparticulas plásticas. Además de esto, hay partículas de micropásticos en el aire que respiramos. En un estudio hecho por la Universidad de Viena, se encontró una media de 20 partículas de microplásticos por cada 10 gramos de heces en 8 voluntarios.
La pesadilla no termina aquí. Los plásticos liberan sustancias químicas que alteran la fisiología de los seres vivos. El caso más conocido es el del Bis-Phenol A (BPA), presente en recipientes plásticos de cocina, recubrimiento interno de latas de alimentos, papel térmico, juguetes para niños, biberones, equipo médico, materiales dentales. El BPA se une a receptores de estrógenos alterando las vías de señalización de estas hormonas causando infertilidad, pubertad precoz en niñas, desordenes metabólicos, obesidad, cáncer de próstata y pecho. Sumado a esto, la quema de plásticos libera químicos conocidos como Dioxinas que son muy contaminantes y de difícil degradación.
Si continuamos con esta tendencia, en pocos años tendremos un "apocalipsis zombie" irreversible. Si bien hay formas de reusar y reciclar el plástico y muchas iniciativas de limpieza, esto no es suficiente: tenemos que Reducir el uso (y por consiguiente, la fabricación) al máximo posible. Somos más de 7500 millones de usuarios de plástico en el planeta, si cada uno de nosotros reducimos su consumo y colaboramos con un mejor manejo de residuos es seguro que haremos una diferencia.
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Temas Selectos de Ciencias.
Divulgación científica, expandiendo las fronteras del conocimiento
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BIBLIOGRAFIA
Catarino, A. I., Macchia, V., Sanderson, W. G., Thompson, R. C., & Henry, T. B. (2018). Low levels of microplastics (MP) in wild mussels indicate that MP ingestion by humans is minimal compared to exposure via household fibres fallout during a meal. Environmental pollution, 237, 675-684.
Koniecza, A., Rutkowska, A., Rachon, D., (2015). Healt risk of exposure to Bisphenol A (BPA). Rocz Panstw Zakl Hig, 66(1):5-11.
Kosuth, M., Mason, S. A., & Wattenberg, E. V. (2018). Anthropogenic contamination of tap water, beer, and sea salt. PloS one, 13(4), e0194970.
Liebezeit, G., & Liebezeit, E. (2014). Synthetic particles as contaminants in German beers. Food Additives & Contaminants: Part A, 31(9), 1574-1578.
Schwabl, P. et al (2018). Assessment of microplastic concentration in human stool - Preliminary results of a prospective study. Presented at the UEG week 2018 Vienna, October 24.
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