Algunos aspectos históricos del descubrimiento de la célula
La célula es la unidad estructural y funcional de los seres vivos. Todos los seres vivos están constituidos por células. Los organismos unicelulares están constituidos por una sola célula (como las bacterias y los protozoarios), mientras que los hongos, animales y plantas están constituidos por muchas células, se denominan pluricelulares.
El primer indicio de la existencia de la célula la aportó Anton van Leeuwenhoek (1632-1723), un comerciante de telas Holandés. A Leeuwenhoek le gustaba tallar lentes en su tiempo libre con la intención de crear lupas potentes para observar la calidad de las telas. Esta afición por el tallado de lentes lo llevó a construir un microscopio rudimentario con el que observaba todo lo que caía en sus manos. Sus primeras observaciones fueron sobre insectos y cortes de plantas y animales, sin embargo, en 1674 pudo observar "minúsculas formas de vida en el agua" (que ahora conocemos como protozoarios y bacterias).
Las descripciones y los dibujos que hacía Leeuwenhoek sobre sus observaciones indican que pudo ver a las bacterias y sus diversas formas. Aprendió a "cultivarlos" en diversos tipos de salsas y envió cartas a la Royal Society de Londres sobre sus observaciones.
Otro gran aporte relacionado con el descubrimiento de las células lo realizó Robert Hooke (1635-1703), un científico inglés. En 1665 publicó su libro titulado Micrographia donde describió entre otras muchas cosas a la estructura del corcho, descubriendo así a las células vegetales. El microscopio que usó Hooke era más elaborado que el de Leeuwenhoek pues contaba con iluminación propia mediante el uso de una vela.
Antes de estas observaciones nadie tenía idea de la existencia de seres vivos más pequeños que algunos arácnidos como los ácaros encontrados en el queso, de apenas medio milímetro de largo, por lo que el descubrimiento de los "animáculos" de Leeuwenhoek representó un hito en la historia de las ciencias naturales, con repercusiones en casi todas las demás ciencias. Sin embargo, tras la muerte de Leeuwenhoek casi nadie se interesó en los microorganismos, ya que en esa época se tenían como un "zoológico en miniatura" sin ninguna utilidad.
Varios otros científicos y naturalistas estudiaron a los microorganismos, pero el avance en su conocimiento fue lento. El descubrimiento que desencadenó en un creciente interés por estos organismos diminutos fue hecho por Louis Pasteur (1822-1895) quien relacionó la presencia de microorganismos con ciertos "malos sabores" del vino. Posteriormente encontró que muchas enfermedades humanas y de animales también eran ocasionadas por microorganismos, iniciando así la era de la microbiología. Los estudios de Pasteur le permitieron desarrollar vacunas para protegernos de las enfermedades infecciosas.
El primer indicio de la existencia de la célula la aportó Anton van Leeuwenhoek (1632-1723), un comerciante de telas Holandés. A Leeuwenhoek le gustaba tallar lentes en su tiempo libre con la intención de crear lupas potentes para observar la calidad de las telas. Esta afición por el tallado de lentes lo llevó a construir un microscopio rudimentario con el que observaba todo lo que caía en sus manos. Sus primeras observaciones fueron sobre insectos y cortes de plantas y animales, sin embargo, en 1674 pudo observar "minúsculas formas de vida en el agua" (que ahora conocemos como protozoarios y bacterias).
Las descripciones y los dibujos que hacía Leeuwenhoek sobre sus observaciones indican que pudo ver a las bacterias y sus diversas formas. Aprendió a "cultivarlos" en diversos tipos de salsas y envió cartas a la Royal Society de Londres sobre sus observaciones.
Otro gran aporte relacionado con el descubrimiento de las células lo realizó Robert Hooke (1635-1703), un científico inglés. En 1665 publicó su libro titulado Micrographia donde describió entre otras muchas cosas a la estructura del corcho, descubriendo así a las células vegetales. El microscopio que usó Hooke era más elaborado que el de Leeuwenhoek pues contaba con iluminación propia mediante el uso de una vela.
Antes de estas observaciones nadie tenía idea de la existencia de seres vivos más pequeños que algunos arácnidos como los ácaros encontrados en el queso, de apenas medio milímetro de largo, por lo que el descubrimiento de los "animáculos" de Leeuwenhoek representó un hito en la historia de las ciencias naturales, con repercusiones en casi todas las demás ciencias. Sin embargo, tras la muerte de Leeuwenhoek casi nadie se interesó en los microorganismos, ya que en esa época se tenían como un "zoológico en miniatura" sin ninguna utilidad.
Varios otros científicos y naturalistas estudiaron a los microorganismos, pero el avance en su conocimiento fue lento. El descubrimiento que desencadenó en un creciente interés por estos organismos diminutos fue hecho por Louis Pasteur (1822-1895) quien relacionó la presencia de microorganismos con ciertos "malos sabores" del vino. Posteriormente encontró que muchas enfermedades humanas y de animales también eran ocasionadas por microorganismos, iniciando así la era de la microbiología. Los estudios de Pasteur le permitieron desarrollar vacunas para protegernos de las enfermedades infecciosas.
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La célula como unidad portadora de Vida.
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